domingo, 2 de diciembre de 2007

LOS SIN TECHO , SEGUNDA PARTE. PSH

UU UU UUUUUUUUUU



Ayer se encendieron las luces navideñas, en mi vuelo nocturno pensé por unos instantes que las cosas habian cambiado todo estaba muy bonito.



Hoy, adelanto mi crónica. Leo la prensa y me informo. Un hombre entre 55 y 60 años de edad aparece muerto por congelación en el portal de una vivienda en una calle de Lleida.



Los Mossos de Esquadra confirman en su protocolario parte de rigor. La causa de la muerte ha sido natural. Desde luego, el frio es un elemento de la naturaleza. Sobran luces navideñas y faltan en el cerebro de nuestros dirigentes, es lo primero que a este buho se le ha ocurrido.



No habia signos de violéncia luego la muerte es natural. Más bien el desenlace de la muerte ha sido por "muerte social". Pero esa causa los médicos forenses no la podrian describir, menudo problemón. La congelación no deja huellas dactilares ni otros signos de violencia, seria un problema legal sin solución.



Sí, he dicho "muerte social". Por la exclusión y por la marginación que sufren estas personas que por circunstancis de su vida les ha llevado a esta situación.



No existen culpables, pero culpables somos todos, cuando nos apartamos de ellos al verlos pasar cerca nuestro porque van sucios o lleva un" tetabric" en la mano y nos producen repelencia. Está claro que unos son más culpables que otros, la operación IGLÚ sigue adelante, digna de alabanza, pero eso sólamente es un parche. Las causas profundas nadie las quiere analizar y tomar medidas, no conviene y es demasiado complicado.



Las estadístican dicen de forma aproximada, que en Lleida hay 300 PSH(personas sin hogar), en Barcelona 3000 y en España 30000, todos sabemos que son más i en el Mundo son incontables.



Es el precio que hay que pagar mientras el dinero sea el primer valor social objetivo y el consumismo la sustitución de la felicidad.



Este buho ademas de ser inquieto es un iluso. Y esto en realidad puede que sea otra muerte anunciada durante este invierno.



Me voy a mi atalaya.



El buho inquieto.

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